CONTENIDO ADULTO, POR LO TANTO SÓLO PARA MAYORES DE 18 AÑOS.

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Les doy la bienvenida a Mi página personal. Aquí podrán encontrar una especie de Diario de Mi vida, y Mi visión del mundo BDSM. También podrán hallar relatos de Mis sumisos y en menor medida Imágenes de Mis sesiones.
Espero que disfruten al leerlo tanto como yo al escribirlo.
Versión en inglés de Reina Oscura Dark Queen

domingo, 7 de octubre de 2007

Sobre los Malos Tratos

Mi amiga Miranda ha publicado en su blog un post muy interesante sobre los malos tratos seguido de muy interesantes comentarios. Yo recién dejé el Mío allí ( no sé si todavía se puede ver) y quería invitar a los lectores de mi blog a que lean el post, loas réplicas y que por supuesto a porten al tema. Les dejo el link Sobre los malos tratos.

saludos

Reina Oscura

"tu mente es un poblado y la Mía un Imperio"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida señora ÚRSULA,

Le dejo una copia de mi comentario realizado en la web de Miranda. Más que nada porque me ha dado error al realizar el envío y no sé si dicho comentario llegará efectivamente a su destino. En cualquier caso, si ha sido recibido, podrá verlo igualmente en la web de Miranda.


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Nada más lejos de la realidad puede quedar el hecho de asociar el BDSM con situaciones de maltrato. Quede claro, desde el principio, que asumo y comparto enteramente los puntos de vista defendidos por Úrsula, Celina y Anonimus-i. No podía ser de otra forma.

El BDSM siempre busca fundamentar su contenido en relaciones de tipo consensuado, donde la felicidad y el placer de ambos solo pueden alcanzar su sentido fiel cuando la propia relación consigue satisfacer adecuadamente a los dos extremos de la misma, y no a uno solo, en detrimento del otro, tal como sucedería en cualquier situación de maltrato. No obstante, como dice nuestro amigo Anonimus-i, son tres los principios básicos que sustentan cualquier acción ligada al BDSM: sano, seguro y consensuado.

Curiosamente, las relaciones D/s exigen, por ambas partes, un nivel de equilibrio emocional ciertamente consecuentemente con la envergadura de la propia experiencia que se va a disfrutar, la cual debe representar en todo momento un hecho promovido por una circunstancia consentida o consensuada.

Para un/a sumiso/a no existe mayor gusto que complacer a su Amo/a en todo aquello que éste/a último/a entienda oportuno. De igual modo, el placer para el/la Amo/a estriba en ser agasajado por su sumiso/a de la mejor manera posible. Pero todo es acordado por ambas partes. El/la sumiso/a no se convierte, por arte de magia, en un mero objeto inservible y carente de sentimientos, sino que cede su voluntad a cambio de ver satisfechas algunas de sus pasiones y necesidades personales.

En una relación BDSM, el sujeto dominante protege en todo momento al elemento sumiso. Difícilmente el primero saciaría su apetito sexual provocando al segundo un sufrimiento innecesario y no consentido. No obstante, esta consideración sería distinta si estuviésemos ante una situación de maltrato, donde el/la maltratador/a sí que adoptaría actitudes estricta y exclusivamente egocéntricas. Su momentáneo placer estribaría en descargar sus iras, de un modo cobarde, abusivo y -sobre todo- no autorizado, contra la persona débil.

El BDSM implica un exquisito respeto y sensibilidad por la otra persona, por eso no puede constituir en ningún caso una referencia de maltrato. En el momento en que uno de los dos extremos de la relación deja de ser valorado y respetado como tal, la misma pierde todo su sentido y rigor, al igual que sucedería con cualquier otra relación convencional. En realidad, no somos tan distintos a los demás. Más bien somos iguales, con la diferencia de que hemos apostado por desarrollar un estilo de vida -o una forma de entender las relaciones sexuales- que, en mi opinión, aspira a conquistar en plenitud la propia espiritualidad humana (se trata pues, de un punto de vista personal).

Quien se escuda en una "libre elección" (como individuo sumiso) realizada por un ser humano -provisto de plena libertad individual- para ejercer sobre él algún tipo de maltrato, ya sea físico o moral, no puede formar parte de este mundo tan especial, al no encontrarse provisto de la suficiente capacidad emocional como para desarrollar una relación BDSM con todas las garantías.

El respeto hacia el BDSM como forma de vida aún se encuentra muy lejos de ser públicamente reconocido como una modalidad razonable de asumir y comprender determinados proyectos vitales. La homosexualidad, por ejemplo, debió acometer durante muchos años una ardua lucha por el reconocimiento y respeto social de sus derechos. Nos queda mucho camino por recorrer. No obstante, tenemos resuelto, al menos en parte, el cruento tabú de la homosexualidad y la bisexualidad, pero a los que hemos decidido escoger un modelo de sumisión y/o dominación para endulzar nuestras vidas, o incluso satisfacer algunas de nuestras más fervientes aspiraciones conyugales y sexuales, aún nos queda mucho trayecto que deambular a lo largo de los tortuosos senderos que configuran la moralidad actual -tan hipócrita como excluyente- y el sistema de reconocimiento social imperante, más aún si asumimos el erróneo componente de pseudo-violencia que algunos pretenden atribuir a un estilo de vida francamente pleno y maravilloso.

Saludos sumisos.

butu.

Anónimo dijo...

Coincides conmigo geniaaal!.
Un afectuoso saludo a la Soberana y a sus afortunados subditos.

Anonimus-i